viernes, 19 de junio de 2009

Esperando a los bárbaros, de J. M. Coetzee


En los confines del Imperio, donde comienza el desierto impenetrable, se encuentra un pueblo fortificado y dotado de guarnición militar. El protagonista y narrador es el Magistrado que dirige la administración civil. A través de sus ojos somos testigos de su plácida vida: viudo y ya cerca del retiro, dedica su tiempo a despachar los escasos asuntos de su trabajo y a desenterrar antiguas ruinas, sepultadas bajo la arena del desierto. Nunca ha tenido problemas con "los bárbaros", pero tiene que agachar la cabeza ante los miembros del ejército central que esperan un ataque basado en una supuesta conspiración de los pueblos bárbaros. Cuando decide denunciar la injusticia, la necedad y la ceguera, no puede contra la enajenación y miedo de la gente. Ahora es el insensato, el loco, el mendigo. Coetzee hace en esta novela una reflexión sobre la dignidad humana, sobre los terribles efectos de la crueldad sobre el cuerpo y sobre el espíritu de sus víctimas; pero también, de la rebeldía de quién menos se podría esperar, del remordimiento y de quién emprende una lucha perdida de antemano.